El transplante de cabello ha evolucionado para ser un procedimiento quirúrgico que, siendo aún muy sofisticado, puede realizarse con seguridad y éxito en instalaciones médicas ambulatorias.
El transplante de cabello consiste en que, de una zona superior o lateral de la cabeza, a la que llamaremos “dadora”, en la que se ha realizado una simple anestesia local, se obtiene un fragmento de piel y tejido celular subcutáneo que incluye los folículos pilosos. La múltiple y cuidadosa subdivisión de este fragmento permite obtener pequeños injertos que llamamos “miniinjertos” si contienen de 4 a 8 cabellos, y “microinjertos” si contienen de 1 a 2 cabellos.
En la zona receptora, previamente diseñada, se practica asímismo anestesia local, y se realizan pequeños agujeros en los que se van alojando los injertos obtenidos.
La zona dadora se sutura, quedando oculta por el propio cabello del paciente, retirándose los puntos a los 10 días.
El cabello implantado comienza a crecer generalmente al tercer mes de la implantación. Cuando el cabello ha crecido, se puede lavar, cepillar, cortar, peinar, rizar, y teñir sin ningún problema.
