Es una alteración anormal de agua y toxinas en el tejido subcutáneo provocada por la re-lentización de la circulación, hipertrofia de las células adiposas y finalmente, esclerosis. El término de Celulitis es impropio, pues supone «inflamación de las células». Hoy día se habla más de lipodistrofia, lipoesclerósis, paniculosis o fibroedema geloide cutáneo. Sin embargo, dada la amplia utilización del término Celulitis, tanto a nivel médico como estético, se sigue utilizando.
Las celulitis se reconoce fácilmente por la modificación de la textura de los tejidos subcutáneos superficiales (aumento del espesor, de la consistencia y de la sensibilidad).
Se debe diferenciar la Celulitis de la obesidad; en la persona obesa, la grasa se moviliza con relativa facilidad mediante una dieta baja en calorías, mientras que en la Celulitis, la movilización es muy difícil. En la Celulitis no existe necesariamente sobrepeso. Se localiza principalmente en abdomen, nalgas, muslo, cara interna de las rodillas y cara posterior de los brazos, aunque también puede afectar los tobillos, región lumbar y nuca.
La Celulitis es una alteración que no se resuelve espontáneamente. Requiere de varios tratamientos asociados de forma continuada por lo que se necesita una mentalización de la paciente ya que puede prolongarse y no hay resultados totalmente definitivos.
Se utiliza un protocolo cosmético con algas marinas, fangos o lodos volcánicos y una gran gama de productos especializados. Para ayudar a desintoxicar se realiza Drenaje Linfático y se acompaña de aparatología como ultrasonido, carboxiterapia, calor, entre otros.
Adicionalmente, se debe complementar con tratamientos médicos como infiltraciones, cirugía estética y régimen alimenticio.
